29 de marzo del 2024

La Cancha: Peñarol 4 – Sporting Cristal 3

Ya está. Hicimos la peor campaña en fase de grupos de Copa Libertadores en 14 años. En esta última década y media competimos en fase de grupos en 8 ocasiones. Sólo clasificamos a segunda fase en la edición del 2004. El resto de veces nos quedamos. Las mas de las veces nos quedamos luego de luchar opciones. En los últimos años (13, 14 y 15) nos quedamos por no saber cerrar un partido.

Y esa acá donde quería llegar: partidos que no supimos cerrar. Luego del resultado de ayer todos recordaron aquella vez del 2006 cuando Estudiantes de La Plata nos volteó un 0-3 y nos ganó 4 a 3. Pero yo también recuerdo el 2 a 2 contra Libertad el 2013 luego de ir ganando 0 a 2. Y Guaraní al año siguiente. Otra vez en Asunción, un 0-3 que quedó 3 a 3. Esto no es nuevo. Es crónico. Es recurrente.

Retrocedo de nuevo: tampoco sabemos defender nuestra localía. Esta edición ganamos un partido como locales luego de un par de años. Y si quieres ser exquisito en la estadística, diremos también que ganamos como locales en el Estadio Nacional por fase de grupos de Copa luego de mas de una década. Desde aquel partido contra Rosario Central el 2004, precisamente. Claro, en el interín jugamos y ganamos varios en el Alberto Gallardo y alguno en el Miguel Grau.

El año pasado, sin embargo, tampoco supimos marcar la localía. Nos dejamos empatar por Táchira en los minutos finales, le regalamos el resultado a Racing Club tras un error infantil y contra Guaraní no tuvimos ideas. Entonces esto tampoco es reciente. Los problemas de Cristal en copa son conocidos y son recurrentes. Son los mismos.

Yo debo confesar que a inicios de año no confiaba en el desempeño cervecero. Pero ese tipo de ideas – convendrás conmigo – no son para soltarlas al inicio de la competencia. Son cosas que se piensan, simplemente. Pensé entonces que tanto Huracán como Peñarol nos iban a sacar mayor ventaja. Convencido como soy de que a punta de “pundonor” no se igualan las diferencias futbolísticas. Convencido también como estuve de que la idea de Mariano Soso (que no es la continuación de Daniel Ahmed, dejemos de mentirnos con eso) iba a tomar tiempo para aparecer (pero no tanto como está tomando).

En esa idea, bien podría optar por el camino fácil y pensar que estos 4 puntos sumados son señal de avance. Pero eso sería renunciar a analizar. Eso sería conformarse con el simplismo y no querer abrir los ojos para no ver al monstruo que está ahí al costado.

¿Por qué a Cristal le cuesta clasificar a segunda ronda?

Tras lo visto en esta edición, te diré que creo que no se debe a falta de capacidad de jugar buen fútbol. Se ha demostrado, por minutos, que el equipo puede funcionar de una manera adecuada y moderna. Pero lo que falta es algo que se llama “jerarquía“. Falta jerarquía en nuestros jugadores. Hace años que falta jerarquía en nuestros jugadores. Jerarquía será eso, entonces, que hace que un jugador tome una decisión correcta en ataque que permita concretar el esfuerzo del equipo cuando se genera una opción clara de gol. No hay jerarquía cuando en el mediocampo no sabemos matar una pelota y no podemos entregarla con precisión en jugadas en las que hay tiempo y espacio para hacerlo. Jerarquía es eso que falta para que un defensor resuelva definitivamente la jugada de ataque en tiempo y forma; y jerarquía es aquello que hace que el arquero no regale pelotas peregrinas en su área chica.

Falta pues. No la tenemos. Y no la venimos teniendo hace muchos, muchos años.

Pero la falta de jerarquía no zanja el problema. En realidad no hace más que abrirlo. Porque la función de un Comando Técnico no sólo es hacer correr a los muchachos y lanzar una alineación. Tampoco es lograr que se jueguen minutos de buen fútbol. En estricto, la función del Comando Técnico es transformar un plantel en un buen equipo. Y ahí falla Mariano Soso. No lo va a decir nunca pero estoy convencido que está decepcionado del rendimiento de varios jugadores. Pero eso no debe acabar ahí, eso le debe cuestionar su propio trabajo en el sentido de por qué no potencia a los jugadores. La copa del 97 no la jugamos con estrellas de orden internacional, fueron los mismos jugadores que venían compitiendo en los años anteriores con pocos resultados. Pero hubo un técnico – y por eso se queda en la memoria – que pudo, a través de sus propios recursos, potenciar a sus jugadores. Salvo Nolberto Solano que saltó a los pocos meses a Inglaterra, el resto del plantel de Sporting Cristal fue un plantel típico del fútbol peruano. Superior a la media, sí, pero tampoco eran elegidos fuera de serie. La muestra: el 97 no pudimos ganar el título local. ¿Entonces? Labor del técnico. Potenciar jugadores. Hacer de Luis Alberto Bonnet un delantero mortífero frente a defensas con oficio, hacer de Manuel Marengo un central solvente, hacer de Alfredo Carmona un medio desequilibrante. Sergio Markarian, modelo a seguir.

Ya, eso, no lo hace Mariano Soso.

Por el contrario, parece que más que potenciar, debilita a sus jugadores. ¿Por qué? Mil cosas. El sistema, la ubicación, la motivación, el mal replanteo, etc. Tenemos un plantel con muchas carencias: corto, pobre, con pocas variantes, las estrellas tienen más de 33 años. Y no tenemos un equipo. Soso podrá tener éxito en hacer que juguemos bonito por minutos, pero viene fallando estrepitósamente al momento de hacer un equipo bueno, solidario, responsable, comprometido.

Pero el tema no se agota en Soso. Porque Soso puede haberse equivocado en la elección de sus jugadores pero … ¿acaso no existe la Comisión de Fútbol – y la figura del Secretario Técnico – para corregir esos errores de criterio del entrenador y sus asistentes? Si Soso tiene en sus manos un plantel que no funciona por sí sólo sino que requiere mucha ingeniería para poder ser considerado un equipo … eso quiere decir que la Comisión de Fútbol nuevamente ha construido un frankestein. Así como lo hizo el 2013, así como lo hizo el 2015, así como lo ha hecho ahora.

Sobre eso, las excusas ya las tenemos: “el camino es largo”, “el estilo toma tiempo”, “el presupuesto no alcanza”, “los representantes nos odian y nos juegan mal”.

Muchas excusas y nula acción (ni hablar de reacción). Nulo, todo.

Nada.

En los últimos años, han pasado técnicos y han pasado jugadores. Pero quienes quedan siempre son las excusas (siempre las mismas) y los directivos. Nadie asume responsabilidades por las equivocaciones. Y quizá hoy, 20 de abril, no sea el día en que se deban tomar drásticas pero lo desesperanzador es que no existe, en el horizonte, ningún atisbo de cambio.

James Madison, padre fundador de los Estados Unidos, escribió en el Federalista N° 39 que la mejor forma de combatir la corrupción y la tiranía es que los cargos administrativos tengan que estar limitados en función de tiempo y de “buen comportamiento”. Si un cargo administrativo (estatal, en este caso, pero estamos extrapolando) no está sujeto a un límite de tiempo de duración ni tampoco a un control que implique responsa

bilidades por malas decisiones, ese cargo se convierte en tiránico. El que lo ocupa puede hacer lo que quiere y con eso, se da inicio al germen de la corrupción. Yo no tengo para levantar dedo acusador por nada contra nadie. Pero si me fastidia que quienes administran las decisiones de fútbol en Sporting Cristal no estén sujetos ni a tiempo ni a control. Por que, así, pueden hacer lo que quieren. Es la tiranía. Y convengamos que no tengo por qué explicarte que toda tiranía es mala.

Cristal ha avanzado mucho en muchos aspectos. Hemos rescatado el proyecto de menores, hemos establecido un plan institucional que hace que no dependamos tanto de la Corporación y que la próxima venta no sea un drama que nos mande al olvido, hemos coincidido en una serie de requerimientos que se deben cumplir para que alguien trabaje en Sporting Cristal. Pero aún falta. Y falta el cambio no en los estamentos de línea, falta el cambio arriba. Es curioso que el único dirigente que ha rotado en estos años es el único que realmente ha cambiado cosas. Luego de Felipe Cantuarias, nada más se cambió. Todo fue un mantener y un silbar bajito. Luego de que él se fuera, todos se quedaron, todos se aferraron a sus antiguas gollerías y Cristal no dio el salto que le permita, de una vez y por todas, superar sus problemas crónicos. La gestión de Federico Cúneo ha sido un retroceso, viene siendo un fracaso.

Quizá lo bueno del vergonzoso resultado de ayer es que nos tiene que recordar que la exigencia de cambios en la cúpula no debe cesar. Que Cristal avance, pero que avance sin la posibilidad de tiranía. Y los cambios se logran con una revolución. Y la revolución no puede ser pasiva.

Por: Chalo
Director de elcristalconquetemiro.com