18 de abril del 2024

La Cancha: Club Guaraní 2 – Sporting Cristal 2

Te lo digo desde el inicio: el tema no fue mental ni nada por el estilo. Así que deja esa cantaleta para los pasquines de S/. 0.50 que carecen de análisis y lo único que hacen es recurrir, una y otra vez, a los mismos argumentos. Si se gana, se gana porque se puso «garra». Si se pierde, se pierde porque «siempre nos pasa». Si quieres que te diga eso… vienes al lugar equivocado. Sporting Cristal que venía ganando cómodamente y terminó empatando el partido por un tema físico. Mientras la gasolina estuvo, hicimos un gran partido. Así, «gran» partido. Cuando la gasolina se acabó, Daniel Ahmed no hizo los cambios correctos en el momento preciso y pasó lo que pasó. Tal vez si fuera un rival del medio local, no se hubiera notado. Pero, te cuento, todos sabíamos que Club Guaraní era un equipo fuerte con suficientes recursos (por más que haya tenido 40 minutos bajos en su inicio de Copa Libertadores) y, como tal, ante un equipo ya agotado, hizo lo que necesitaba hacer.

A nadie le gustó el resultado. Y es que esto es Sporting Cristal, pues. Es un tema de personalidad, de mística. En Cristal no celebramos los empates que logramos y, por consecuencia, mucho menos vamos a celebrar aquellos que nos hacen. Un empate es un empate, se deja de sumar de a tres. Así de simple. Ahora, si este punto termina valiendo o no, es algo que recién sabremos al final de la fase de grupos. Cuando volvamos a verle la cara a Guaraní en el Nacional, posiblemente luchando ambos por definir una clasificación a octavos, este punto tomará dimensión y sabremos si de verdad rescatamos una unidad importante en Asunción o si, por el contrario, perdimos la clasificación en el primer partido del grupo. Por lo pronto, si me apuras, a mi me queda la impresión de que estos 2 puntos que dejamos van a pesar. Considero que es un error pensar que «si le pudimos ganar a Guaraní en Asunción, entonces le ganamos en Lima». Sigo pensando que no somos largamente superior a ningún rival del grupo y que cada partido, cada uno de los cinco que faltan, van a necesitar que repitamos el esfuerzo superior que hicimos ayer si es que queremos clasificar a octavos. Cristal no tiene nada seguro aún. Y en esa idea, si se pudo ganar, había que ganarlo. Permitir que lo asido se escurra de la mano no es un buen negocio para quienes, como nosotros, tenemos aún pocos argumentos para competir internacionalmente.

Y por eso es que, pasada la molestia del resultado, tengo que reconocer que los primeros 65 minutos del partido, fueron muy buenos. Cristal salió a hacer un partido jugando a lo que sabe, a lo que juega. Lo que la camiseta celeste presentó ayer en la cancha del Defensores del Chaco no ha sido sustancialmente distinto a lo que usualmente presenta semana a semana. Cristal salió a jugar a lo suyo y eso marca, de inicio, una diferencia. Antes, en Copa, un buen partido de un equipo peruano se explicaba a través del reconocimiento de un rendimiento inusual. Era raro. Cristal debía jugar como usualmente no jugaba para tener un buen partido a nivel internacional. Ayer no fue así. Ayer jugó a su libreto y tuvo un buen partido, mientras nos alcanzó la gasolina. Y merced a eso hicimos dos goles. Hubiera sido mejor que hagamos tres o cuatro – que pudimos hacerlo – y quizá con eso hubiéramos evitado el empate aunque no la remontada paraguaya.

Pero, también veo que esos dos goles – sobre todo el de Josepmir Ballón – tuvo un efecto nocivo de «hipnotizar» a la gente. De pronto, viéndonos 2 a 0 arriba, gran parte de la hinchada se descontextualizó y pensó que éramos el Real Madrid doblegando a un equipito de tercera divisional. Se perdió la perspectiva de las cosas y se pensó que el partido lo ganábamos por inercia, olvidando que ese marcador era producto de un gran esfuerzo que nos estaba costando todo lo que teníamos. Sólo así se explica la desproporcionada molestia en algunos lados que se indignaron por el resultado. Los dos goles los hicieron caminar por las nubes y el choque con la realidad suele doler.

Tal vez si hubiéramos tenido mejor reacción para evitar que la caída del equipo sea tan desastrosa, el resultado pudo haber sido otro. Ni Diego Manicero ni Jairzinho González fueron buenos ingresos. Ambos entraron muy fríos, temerosos. El partido de Copa se estaba jugando a cien por hora y ellos entraron trotando. Evidentemente, el partido se los llevó de encuentro. Esto, el temple, la personalidad de cada jugador para enfrentar un partido de Copa como el de ayer – que tampoco es que fuera de los «más» intensos que se han jugado – es algo que se tiene que ir conociendo. Una lástima que ambos jugadores dieran mala impresión. Felizmente hay revanchas. Pero, en todo caso, los cambios también fueron a destiempo. César Pereyra, Carlos Lobatón e Irven Ávila ya mostraban flaqueza desde hacía varios minutos y, sin su aporte, el peso arriba languideció y el rival se vino con todo. Cambios más oportunos, eso faltó.

Por lo demás, cuando uno termina de masticar su derrota, debe reconocer que se mostró algo que por estos lados no se veía hace tiempo: competición internacional. A diferencia de varias presentaciones, Cristal entra a la Copa y muestra su intención – y su aún incipiente capacidad – de poder competir a nivel internacional. Y si recordamos que desde el inicio del año, el objetivo era «recuperar la competitividad internacional», pues vemos que en los meses anteriores se han dado buenos pasos. El camino aún es largo, hay que seguir dando buenos pasos y llegar, más pronto que después, a estar en un nivel que nos permita soñar con sustento en ganar una Copa Libertadores.

El siguiente partido es este martes en el Nacional contra Club Táchira. Táchira viene de recibir 5 a domicilio de parte de Racing Club, que es el favorito para ganar el grupo. Táchira juega sus fichas a sumar 6 puntos a costa nuestra para mantener ilusiones de Copa. No va a ser fácil para ninguno de los dos, se va a necesitar mucho esfuerzo. Cristal tiene que redituar el esfuerzo que hizo ayer y mejorar lo que nos faltó para que, ahora sí, el resultado no se nos termine escurriendo de las manos.

Por: Chalo