18 de abril del 2024

Bonnet, entrevista imperdible: «El cariño y afecto que siento por Sporting Cristal y su hinchada es muy grande.»

El argentino Luis Alberto Bonnet fue el nueve que salió subcampeón de la Copa Libertadores, marcó 139 goles con la camiseta de Sporting Cristal y alzó tres veces la copa de campeón nacional. Nunca había entrenado en un equipo profesional de fútbol hasta los 18 años.

Otra de esas ironías que revela su hoja de vida, es que cuando tenía recién seis meses de haber sido contratado, le llegó la carta para presentarse al servicio militar obligatorio —la ‘colimba’, como dicen los argentinos— en el que estuvo dos meses antes de poder librarse para seguir con su carrera.

Su llegada a la Florida se dio cuando jugaba en la Primera B de Argentina, gracias a la recomendación de un hincha del Atlanta y amigo personal del expresidente de Cristal, Francisco Lombardi; algo prácticamente imposible de pensar en estos tiempos.

ONCE conversó con Bonnet, el goleador que se trepaba el alambrado del Gallardo para festejar con el Extremo Celeste. En esta entrevista nos confiesa los detalles más íntimos de sus inicios y mejores momentos de su exitosa carrera profesional. La imagen de Bonnet elevándose en el área hasta hoy está presente en la hinchada rimense.

¿Es cierto que no hiciste divisiones menores en ningún equipo de fútbol?

Es verdad, con casi 19 años recién me fui a probar al Atlanta, un equipo con mucha tradición que queda cerca de mi barrio en Villa Crespo, en Buenos Aires. Hoy es imposible que acepten a un pibe de esa edad y sin trabajo previo de formación ni siquiera a prueba.

Estuve entrenando durante un mes y medio hasta que me dijeron que me quedaba entrenando con la última categoría antes de pasar a reserva. Ahí vino el drama que casi frustra mi camino en el fútbol, en esa época en Argentina existía el servicio militar obligatorio y salí sorteado, con un numero alto (no muchas probabilidades que me llamasen) en la Marina Argentina.

Los directivos de Atlanta antes de hacerte contrato en reserva te preguntaban si habías salido sorteado, y si era así, hasta ahí llegaba tu sueño porque no te fichaban. Así que cuando me preguntaron dije que no se preocupen porque tenía un contacto de alto cargo en la Marina que me iba a ayudar a zafar, pero no conocía a nadie (risas).

En resumen, quedé en el club y fueron seis meses buenos donde me estaba desenvolviendo, hasta que un día regresando a casa del entrenamiento veo la carta de la Marina que había llegado, ese día sentí que se me caía el mundo. Todo mi esfuerzo y mi sueño de ser futbolista parecía irse por la alcantarilla.

A la semana siguiente ya estaba camino a la base naval de Bahía Blanca con la tristeza a cuestas del sueño truncado. En la Marina estuve dos meses hasta que un bendito día llegó de verdad un alto rango a preguntar por mí, cómo me iba y esas cosas. Después de un rato me dijo que era amigo de una tía y me iba a ayudar a salir de ahí lo antes posible.

A la semana ya estaba de vuelta en los entrenamientos y a fines de ese año ya estaba jugando en la reserva por el Atlanta. Fue una suerte divina lo que me permitió continuar esta carrera.

Bonnet con el equipo de Atlanta de Argentina.

¿Cómo fueron esos primeros años?

A los 20 años ya estaba con el primer equipo en la Nacional B pero no fue fácil, te diría que los dos primeros años fueron muy duros para mí. Mi cuerpo no estaba adaptado para el ritmo semanal de una competencia profesional tan fuerte.

Me costaba muchísimo recuperarme luego de los partidos y eso evitó que tuviera más continuidad. Luego ya me fui amoldando al nivel y cuando tenía 25 años tuve una gran campaña donde anoté muchos goles y me valió ser observado y fichado por Sporting Cristal.

¿Cómo apareció Sporting Cristal en tu vida?

Un día de imprevisto sonó el teléfono de mi casa, era Pepe Vergara, directivo de Cristal comentándome que estaban interesados en contar con mis servicios para la temporada que venía (1996). Don Pepe me contó que Cristal tenía muchos jugadores integrantes de la selección peruana y estaban buscando un nueve.

¿Sabes quién fue el que hizo llegar tus videos a la Florida?

Claro, fue algo súper anecdótico porque yo no tenía ni tuve representante. Tampoco fue nadie de mi club, ni una persona ligada al fútbol. El señor Eduardo Gaggero es un hincha acérrimo del Atlanta y por coincidencia amigo personal del entonces presidente Francisco Lombardi.

El ‘95 yo había tenido un buen año con muchos goles que llevaron a mi equipo a conseguir el ascenso. Gaggero iba siempre a la cancha y según me cuentan en una conversación le comenta a Lombardi que en su equipo había un nueve interesante y con mucho gol. Ahí es cuando me comienzan a hacer seguimiento.

Felizmente la negociación fue rápida y me fui a préstamo a uno de los dos equipos que marcaron mi carrera profesional y con el que tuve mis más grandes logros a nivel internacional. Hasta ahora me parece increíble que haya llegado a un equipo de esa jerarquía, gracias a la recomendación de un hincha.

¿Qué conocías de Perú antes de venir?

Para serte sincero nada, era otro mundo, en esa época no había internet y el mundo no estaba lo globalizado que está ahora. Encima yo no veía ni noticieros. Imagínate que cuando Vergara me contó que en Lima iba a poder cenar en restaurantes al costado del mar, recién me enteré que Lima estaba a orillas de la playa. En lo futbolístico si sabía la jerarquía de equipo que era Sporting Cristal por las buenas campañas previas en Copa, pero más allá de eso no sabía más.

¿Cómo tomó tu familia esta decisión?

Con mucha alegría porque en esa época era difícil salir de los clubes argentinos de ascenso, por las leyes que había. Felizmente las negociaciones llegaron a buen fin y me cedieron a préstamo por un año y medio. Normalmente los equipos del ascenso pedían mucho dinero por los jugadores porque sabían que esos casos no eran comunes y ahí se terminaban cayendo los pases. Mi familia me apoyó a pesar que no querían tenerme lejos. Yo nunca había viajado al extranjero antes. Sabían que para mí era una oportunidad única tanto en lo profesional como en lo económico.

¿A qué delanteros creciste admirando?

De niño a Mario Kempes, cuando fue campeón del mundo yo tenía siete años, así que ya te imaginarás. De adolescente era hincha de River Plate y viví la mejor época de un nueve distinto, elegante y exquisito como Enzo Francescoli. Cuando estaba en mis inicios en el fútbol Van Basten y Ronaldo fueron mis referentes de cómo moverme en el área.

¿Sigues siendo hincha de River?

No. Cuando fui creciendo y me dediqué a jugar al fútbol profesionalmente el tema cambio. Ahora tengo dos equipos, el Atlanta que fue el que me vio debutar y marqué 49 goles con su camiseta, y sin lugar a dudas Sporting Cristal, con el que logré marcar 139 goles (tercer máximo goleador histórico del club detrás de Jorge Soto y Alberto Gallardo) ganar tres títulos nacionales y un subcampeonato de Copa Libertadores. El cariño y afecto que siento por el Club y su hinchada es muy grande.

¿Cómo fue tu adaptación al país y a tu nuevo equipo?

El mismo día que llegué al Jorge Chávez en la tarde ya estaba en La Florida entrenando, ese fin de semana salí en lista ante Alianza en Matute, pero no jugué, yo había venido de una para en Argentina y el profe Carbone me dijo que estuviera tranquilo, iba a ir alternando poco a poco hasta compenetrarme con el plantel. A la semana siguiente debuté ante Unión Minas con una asistencia y un gol, ese día goleamos 7 a 1 en el Gallardo y me di cuenta que había llegado a una máquina de generar fútbol.

Sin embargo, ese año aún no eras titular indiscutido ¿Recuerdas por qué?

A pocas fechas de haber llegado a Carbone lo echan porque perdimos la punta, algo increíble. Entró el profe Mosquera a dirigir por unas fechas y al mes llego Sergio Markarian al equipo, junto con la contratación del brasileño Gerson Lente que venía de Alianza.

Para Sergio la primera opción era Lente y detrás veníamos el ‘Toro’ Lazo y yo. Aun así, alterné algunos partidos y logré hacer buenas actuaciones y algunos goles (4 en total). Para el ‘97 el técnico trajo al equipo a Adrián Czornomaz que estuvo con él en la U, yo seguí siendo opción de recambio.

¿Cómo tomabas que el técnico trajera un jugador al plantel en tu puesto y no te diera la oportunidad a ti?

Mira, yo seguía trabajando fuerte para tener oportunidades. Para mí estar jugando en un equipo como Cristal y alternar en Copa Libertadores, cuando un año atrás estaba jugando en las canchas del ascenso argentino, ya era tocar el cielo con las manos.

Justo antes del partido con Bolívar de visita, Markarian me llama y me dice que algunos referentes del plantel, le habían pedido que yo sea inicialista. Por lo que aportaba tanto en ataque como en defensa para el equipo. Aun así, me dijo que para él yo le resultaba más importante entrando en los segundos tiempos.

¿Cuándo sentiste que ya estabas para ser titular?

Cuando estábamos llegando en el bus a Oruro (Bolivia) veía las casitas y me hacía acordar cuando me tocaba ir de visita a algunos barrios en la primera B argentina. Ese día tuve un presentimiento, sentí una confianza particular, al final me tocó entrar y marcar el descuento (3 a 2) que a la larga fue vital para salir tranquilos a definir la llave en Lima.

Yo ya sentía en las prácticas que, si me tocaba estar, tenía las condiciones necesarias para sumar algo más al equipo. En Lima ante Bolívar volví a ingresar hasta que llegó la noche que nos tocó visitar a Racing en ‘El Cilindro’ de Avellaneda.

Ahí me tocó ingresar de nuevo con el marcador abajo (3-1) y logré marcar el descuento tras una jugada excepcional de Julinho que estaba en un nivel bárbaro. La vuelta ante Racing en Lima por fin arranqué de titular y ya nadie me saco más del once.

¿Por qué después de esa tremenda campaña en Copa, siendo subcampeón, goleador, joven y argentino, recalaste en Gimnasia y Tiro de Jujuy?

El tema es que yo nunca tuve representante que me busque contratos y eso, supe que hubo interés de Nacional de Uruguay y Quilmes de Argentina, pero al final no sé qué pasó. Cuando acaba la Copa termina mi préstamo con Cristal y tuve que regresar a Atlanta que era el dueño de mi pase. Entiendo que la gente de Gimnasia y Tiro se acercó a conversar directo con ellos y compraron el pase.

Por mi parte yo tenía unos amigos ahí que me dijeron que el club estaba bien porque tenía unas personas que estaban apoyando económicamente la campaña, así que fui, aunque no tranquilo porque habían hecho una mala campaña en la apertura previa.

Para mi mala suerte a las dos semanas esas personas tienen diferencias con la directiva y se alejan del club, los problemas para cobrar comenzaron. Fue una experiencia muy dura jugar en un club así, después de haber estado en instituciones organizadas en el tema dirigencial. Encima por las leyes argentinas estuve “amarrado” ahí dos años a pesar que el club se había declarado en bancarrota.

¿Cuál fue tu mejor gol?

Tengo varios, pero por el cariño a la camiseta y lo que eran esos partidos ante la U en el Nacional de Lima en el 2001. Jean (Ferrari) me lanza una bola alta desde media cancha y voy al salto con dos jugadores de la U, creo que Portilla y Domínguez, la bajo de pecho entre los dos y paso.

El balón me quedó dando botes delante y le reventé el arco a Ibañez que nunca la vio, choco en el travesaño e ingreso. Fue un golazo y lo grité como loco junto a la hinchada celeste.

Hay jugadores que dicen que en el fútbol no hay amigos, ¿dejaste algunos en la Florida?

No coincido para nada, lo más lindo de jugar al fútbol es el compañerismo que existe en el vestuario. Es hermoso el ambiente, el día a día de un grupo comprometido que lucha por un objetivo en común, que se apoya en los momentos difíciles que siempre van a suceder.

Si bien no tengo contacto seguido, tengo un recuerdo muy fraterno de Julinho, Marcelo (Asteggiano), ‘El Charapa’ (Torres), Carmona y varios compañeros más con los que formamos una linda amistad durante las concentraciones.

¿Cómo se dio tu regreso al Perú?

En el 2000 por fin pude desligarme de Gimnasia y Tiro y me contacto Juvenal Silva para ir a Cienciano, que estaba armando un plantel importante para afrontar la Copa Libertadores. Mi experiencia fue mágica en Cusco y encontré un plantel espectacular en todo sentido liderado por Martín García y el ‘Loco’ Martínez, me fue muy bien en lo futbolístico, lo que hizo que Cristal se vuelva a interesar en mi al siguiente año.

No quiero dejar de mencionar a Freddy Ternero, una bella persona y un gran profesional que tuvo el mérito de obtener dos Copas internacionales con un equipo peruano y nada menos que ante River y Boca.

¿Cómo tiene que ser un nueve?

No hay un solo perfil de nueve, hay algunos de porte físico impresionante tipo Lukaku, Haland o Zlatan, saben jugar de espaldas, sostienen a sus equipos y son siempre referencia de ataque dentro del área. También están los que no son tan grandes y salen a asociarse y llegan con pelota dominada tipo el Kun Agüero o el brasileño Fiminho.

Jugar de centro delantero es muy difícil siempre estás de espaldas expuesto a los centrales que no suelen ser los más delicados de un equipo (risas). Además, el nueve tiene doble presión porque no solo es que el equipo gane, sino que tú marques, si tu club gana por goleada, pero tú no marcas, queda ese sinsabor porque sabes que te van a comenzar a juzgar.

Si me preguntas por características que debe tener cualquier nueve además de sus habilidades innatas son dos: saber moverse bien y rápido en espacios reducidos y ser efectivo. Un nueve con poco gol no la va a pasar bien así juegue bien. Cuando eres el llamado a ser el goleador, siempre vas a tener todos los reflectores encima.

¿Cómo fue tu vuelta a tienda rimense?

Una gran alegría reencontrarme con ex compañeros como Julius, Jorge Soto, Marengo, Carlitos Zegarra y regresar al club donde había vivido tantas alegrías. Fue el inicio de 7 años maravillosos donde complete tres campeonatos nacionales y disfrute del cariño y reconocimiento de la hinchada de Sporting Cristal.

Publicado en la revista ONCE